Cae la noche. Con el frío que hace ni siquiera las estrellas se atreven a salir. En la habitación de un cuarto piso sin ascensor
Finalista
Al pequeño Daniel no le gusta la Navidad. Si acaso las luces del árbol cuando parpadean, el turrón de chocolate y no tener que madrugar para ir al colegio.
Siempre he sido un juez implacable y distante. Y cruel. Extremadamente cruel. Incluso antes de desperezarme y poner un pie en el suelo
El panel de expertos discute acaloradamente. Hablan muy bajo. Mi mujer dice que es por temor a que podamos enterarnos de lo que dicen.
Llaman a la puerta, pero hace caso omiso y sigue pelando manzanas. Pelar manzanas la relaja. Y caminar desnuda sobre las mondas que tapizan el suelo como una alfombra mullida y silenciosa,
El pronunciamiento del juez fue claro: debía abandonar mi casa. Se la había donado a mis hijos para evitarles trámites burocráticos
Se adentra en el agua hasta que las olas encrespadas por la fuerza del viento le alcanzan casi la cintura. Con gesto torpe y frenético lanza una a una todas las botellas que le quedan lo más lejos que le alcanzan las fuerzas y espera,