Se llamaba Felisa. Desde que tengo uso de razón la recuerdo vestida de negro de pies a cabeza. Lo único que dejaba a la vista de miradas ajenas eran sus manos nervudas y estrechas y la cara deslucida por una nariz prominente semejante al pico de un ave rapaz sobre […]
Historias mayúsculas
Dicen los que me conocen que soy extrovertido y que me muevo con la naturalidad y la elegancia de un girasol. Dicen también que soy curioso e inquieto, incluso algo travieso porque no paro hasta conocer las tripas de las cosas y los entresijos de las personas, o al revés, […]
No debí hacerles caso, pero cuando uno es joven, se deja arrastrar por los amigos, sobre todo si son tan enrevesadamente convincentes como Macario. Macario se hacía llamar Mac porque aseguraba que descendía de irlandeses, aunque ni fuese pelirrojo ni tuviese los ojos azules ni pecas visibles en su rostro […]
No soy yo muy de hacer publicidad, incluso cuando es merecida. No sé si es egocentrismo, pereza, cobardía, falta de tiempo o insensatez. No voy a pararme a analizarlo, pero sí voy a romper esta manía tan mía. Y ahora mismo.
Odio la Navidad. Y a mi madre. Sí, a mi madre también. Y es que se empeña en que sea feliz todo el rato, incluso cuando estoy resfriada. Me repite machacona que tengo que ser buena, o al menos parecerlo. Llegar a algo en la vida,
Harta. Estaba harta de que me estrujasen como a una uva pasa, de sus exigencias sin descanso, de correr a todas horas. Estaba a un tris de llegar a ese punto en que uno empieza a quebrarse, ¿sabes cómo te digo?
Don Julián era un hombre flaco como un lápiz y tan alto que parecía que podía tocar la luna con tan solo ponerse de puntillas y alzar el brazo lo que le obligaba a andar desgarbado ya que tenía que hacer auténticos esfuerzos para mantener el equilibrio.