—Cuánto falta, mamá —es la enésima vez que lo pregunta. El sudor le empapa las pestañas; también alguna lágrima atrevida que se apresura a borrar con las manos. Le ajusto el dorsal. Resopla.
Microrrelatos
La investigación había sido muy larga e intrincada y los años transcurridos desde que ocurrieron los hechos dificultaron aún más la tarea. Sin embargo, el esfuerzo mereció la pena:
Siempre me ha gustado esta fotografía; tiene algo que no sé explicar. Al fondo, mis hermanos juegan al fútbol y celebran con alborozo cada gol que marcan entre dos troncos alineados que hacen de portería.
Estamos llegando a un punto de no retorno, Señoría. El comportamiento de mi defendida, que el Fiscal define como escandaloso, no es más que la consecuencia de su ansía por recuperar la vida de antes,
Pasan de las doce de la noche cuando suena el teléfono. No se ha acostado todavía, aún tiene que terminar la defensa de los Martínez antes de dejar la comida preparada.
He tenido que pluriemplearme para poder pagarlo, pero sin duda merece la pena. El sonido del mar mece ahora mis sueños y las vistas son espectaculares:
Mis padres llevaban años ahorrando. Y mis hermanos y yo, a falta de fotos, tratábamos de imaginar la ciudad con sus calles trazadas con tiralíneas, los edificios que rozaban el cielo y el sonido frío de los copos de nieve al chocar contra el asfalto.