Alquilé un apartamento en un edificio que parecía una esquela mortuoria. Pensaba —equivocadamente, me daría cuenta después— que allí encontraría la concentración necesaria para escribir.
Microrrelatos
Me dejó plantado en la primera cita. No me quejo, me cuida bien. Está pendiente del riego, me abona con regularidad y me poda las ramas que me brotan en el estómago estropeando mi silueta.
Siempre he sido un juez implacable y distante. Y cruel. Extremadamente cruel. Incluso antes de desperezarme y poner un pie en el suelo
Hace tiempo que perdió la memoria, tanto que ya ni me acuerdo. Cada mañana se sienta en su butaca, al lado de la ventana, y mira sin ver.
Después de hacer los deberes, mi hijo enciende la videoconsola, se acomoda en el sofá y empieza a jugar. Desde bien pequeño ha destacado por sus buenos reflejos y la agilidad de sus dedos,
El panel de expertos discute acaloradamente. Hablan muy bajo. Mi mujer dice que es por temor a que podamos enterarnos de lo que dicen.
Llaman a la puerta, pero hace caso omiso y sigue pelando manzanas. Pelar manzanas la relaja. Y caminar desnuda sobre las mondas que tapizan el suelo como una alfombra mullida y silenciosa,