A mamá le dieron una conciliación. Nos explicó que eso servía para poder ir más tarde al trabajo, cuidar mejor del hermanito que vive en el interior de su barriga y estar más tiempo juntos. Mi mamá es abogada y defiende a los buenos.
Microrrelatos
Cada vez que llueve el mundo se desdibuja. Solo la vegetación reverdece. La gente corre sin rumbo y los que sobreviven pierden brazos, pies, orejas o cualquier parte del cuerpo mojada.
Son relojes antiguos, Señoría, entiéndalo. Que se atrasan en las horas punta, pues claro, por el esfuerzo de la escalada, pero luego recuperan los minutos perdidos al dar las horas valle. No los culpe.
Tiene que madrugar si quiere pillar sitio. Cada vez son más los que salen a pedir y hay que espabilarse para llegar el primero. Está harto de pelearse por las esquinas.
Había pedido a los Reyes Magos que le devolvieran a su papá y, ya de paso, si les sobraba alguno, un coche rojo teledirigido como el que había visto en un escaparate. Durmió poco.
«La abrazaré con cuidado para no romperla, te lo prometo, papá». A pesar de su carita de niña buena
Me disponía a regar mi árbol del paraíso con agua recién exprimida de una nube cuando los pájaros dieron la voz de alarma. Lo dejé todo y salí volando.