SELECCIÓN NATURAL

Poco tiempo después de que desaparecieran los bosques, nos quedamos sin madera para construir ataúdes y en esas condiciones la gente se negó a morirse.

En tan solo veinte años casi centuplicamos la población. Primero empezamos a quedarnos sin comida, nos matábamos por un plato de lentejas. Luego, como ya no cabíamos, fueron multitud los que se echaron al mar. No tardaron en salirles branquias y aletas y aprendieron a aovar en los ríos.

Así fue como nació la primera sirena. Es una señal, pensé. Estaba encantada, convencida de que evolucionábamos en la buena dirección. Hasta que ayer, en el mostrador de la pescadería, sobre una cama de hielo, vi un besugo con los inconfundibles ojos de mi hermano.

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