Poco tiempo después de que desaparecieran los bosques, nos quedamos sin madera para construir ataúdes y en esas condiciones la gente se negó a morirse.
En tan solo veinte años casi centuplicamos la población. Primero empezamos a quedarnos sin comida, nos matábamos por un plato de lentejas. Luego, como ya no cabíamos, fueron multitud los que se echaron al mar. No tardaron en salirles branquias y aletas y aprendieron a aovar en los ríos.
Así fue como nació la primera sirena. Es una señal, pensé. Estaba encantada, convencida de que evolucionábamos en la buena dirección. Hasta que ayer, en el mostrador de la pescadería, sobre una cama de hielo, vi un besugo con los inconfundibles ojos de mi hermano.
Finalista en el XII Concurso de Microrrelatos Lenteja de Tierra de Campos. Valladolid.
8 ideas sobre “SELECCIÓN NATURAL”
Muchas felicidades Margarita. Es magnífico el relato y el final excelente»»
Besicos muchos
Espero que se quede en eso, en un simple relato salido de la imaginación estrafalaria de alguien como yo.
Un besazo enorme, Nani 😍🥰
La verdad es que tras leerlo, no sé muy bien que decirte ya que es un poco surrealista. Eso sí, con un gran final (como siempre).
Me ha parecido una especie de distopía apocalíptica en que la superpoblación lleva a una transformación radical de la sociedad y la de la biología con un giro surrealista. No sé, como una especie de metáfora sobre el colapso de los sistemas naturales consecuencia de los excesos y el crecimiento descontrolado.
En cualquier caso, genial, as usual.
Un beso
Pues tal cual, Javier. Ya no tienen misterio mis «surrealidades» para ti. Bien sabes que estas metáforas retorcidas y algo absurdas son mis favoritas y, aunque intento controlarme, no siempre lo consigo. Estamos tan acostumbrados a oír las mismas noticias atroces (y surrealistas por muy de verdad que sean) que ya apenas hacen mella en nosotros más allá de una mueca de incredulidad que desaparece en cuanto nos metemos en la boca el bocadillo de chorizo que habíamos dejado suspendido en el aire mientras la escuchábamos. Así somos, un poco por supervivencia y un mucho por dejadez si la noticia no nos salpica. Confío en que, al contarlo de otra forma, llame un poco más la atención. Llámame ingenua.
En cualquier caso, gracias por este ratito (y tantos otros). 😊
Un beso
Ohhh! ¡Ese final me dejó turulata! Me encanta.
«Turulata». Me encanta esa palabra. Tú sí que sabes.
Abrazote.
Jajaja Me encanta! Es estupendo, como siempre. Espero no ver esos ojos en la pescadería.
Ya, ya sé cómo dices: no quiero ni imaginármelo yo tampoco. 🤦♀️
Un abrazazo de los inmensamente grandes.