Siempre he sido un juez implacable y distante. Y cruel. Extremadamente cruel. Incluso antes de desperezarme y poner un pie en el suelo
Finalista
El panel de expertos discute acaloradamente. Hablan muy bajo. Mi mujer dice que es por temor a que podamos enterarnos de lo que dicen.
El pronunciamiento del juez fue claro: debía abandonar mi casa. Se la había donado a mis hijos para evitarles trámites burocráticos
A mamá le dieron una conciliación. Nos explicó que eso servía para poder ir más tarde al trabajo, cuidar mejor del hermanito que vive en el interior de su barriga y estar más tiempo juntos. Mi mamá es abogada y defiende a los buenos.
Tal y como están las cosas, pensé que era mi responsabilidad como abogado tomar cartas en el asunto, y de manera urgente además. Le esgrimí primero el argumento de que había que fortalecer su seguridad.
En el turno de oficio vemos de todo. Hace poco tuve que asistir a un amigo de la infancia que en absoluto parecía un beneficiario vulnerable por lo que muchos compañeros rechazaron su defensa.
Fue al ver los desechos de la industria que hay cerca de casa. Me quedé mirándolos embobado y ya no pude pensar en otra cosa. Sería algo nuevo, lo nunca visto, y Ella se fijaría al fin en mí.