Al pequeño Daniel no le gusta la Navidad. Si acaso las luces del árbol cuando parpadean, el turrón de chocolate y no tener que madrugar para ir al colegio.
Finalista
Siempre he sido un juez implacable y distante. Y cruel. Extremadamente cruel. Incluso antes de desperezarme y poner un pie en el suelo
El panel de expertos discute acaloradamente. Hablan muy bajo. Mi mujer dice que es por temor a que podamos enterarnos de lo que dicen.
El pronunciamiento del juez fue claro: debía abandonar mi casa. Se la había donado a mis hijos para evitarles trámites burocráticos
A mamá le dieron una conciliación. Nos explicó que eso servía para poder ir más tarde al trabajo, cuidar mejor del hermanito que vive en el interior de su barriga y estar más tiempo juntos. Mi mamá es abogada y defiende a los buenos.
Tal y como están las cosas, pensé que era mi responsabilidad como abogado tomar cartas en el asunto, y de manera urgente además. Le esgrimí primero el argumento de que había que fortalecer su seguridad.
En el turno de oficio vemos de todo. Hace poco tuve que asistir a un amigo de la infancia que en absoluto parecía un beneficiario vulnerable por lo que muchos compañeros rechazaron su defensa.