SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Él duerme hace rato, le gusta madrugar. Mientras ella se desviste a su lado en silencio, contempla con nostalgia la foto del lago sobre la cómoda. Ambos sonríen a la cámara; en esa época eran muy jóvenes y el amor todavía tenía el lustre de unos zapatos nuevos. La saca del marco y la estruja. El agua comienza entonces a escaparse por una de las grietas y en cuestión de minutos le llega ya por las rodillas. Un rato después los muebles flotan a la deriva por el pasillo. Quizá esta vez tenga suerte, piensa, él nunca aprendió a nadar.

Accésit en el IX Concurso de microrrelatos Biblioteca de Godella

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