Dos palmaditas en la espalda y un abrecartas con mis iniciales grabadas en el mango. Eso es todo lo que recibo como despedida por mi jubilación. Ni siquiera un «gracias por sus servicios, Martínez» o «le esperamos pasado mañana en la comida de Navidad».
Historias mayúsculas
Soy una mujer gris. Anodina y gris. De esas que cuando se miran en el espejo se confunden con el azogue y parece que no existen. Pero no siempre fue así. De niña era risueña, curiosa y con una imaginación desbordante que me trajo mil y un problemas en casa […]
Termina de fregar los platos, —es poca cosa, ella sola apenas mancha—, y se sienta un rato a ver la televisión. La tiene casi todo el día encendida; las voces le hacen compañía y amortiguan el ruido de sus pensamientos.
Poco podía imaginarme ese lluvioso día de septiembre que mi vida iba a dar un giro de ciento ochenta grados. Acababa de perder la venta de una suntuosa casa en una de las zonas residenciales más lujosas de la ciudad cuya comisión iba a permitirme pagar todas las deudas acumuladas […]
Se llamaba Felisa. Desde que tengo uso de razón la recuerdo vestida de negro de pies a cabeza. Lo único que dejaba a la vista de miradas ajenas eran sus manos nervudas y estrechas y la cara deslucida por una nariz prominente semejante al pico de un ave rapaz sobre […]
Dicen los que me conocen que soy extrovertido y que me muevo con la naturalidad y la elegancia de un girasol. Dicen también que soy curioso e inquieto, incluso algo travieso porque no paro hasta conocer las tripas de las cosas y los entresijos de las personas, o al revés, […]
No debí hacerles caso, pero cuando uno es joven, se deja arrastrar por los amigos, sobre todo si son tan enrevesadamente convincentes como Macario. Macario se hacía llamar Mac porque aseguraba que descendía de irlandeses, aunque ni fuese pelirrojo ni tuviese los ojos azules ni pecas visibles en su rostro […]