La Navidad ya está aquí. Y nosotros con ella, aunque a veces no sepamos ubicar muy bien el “aquí” o deseemos estar mejor allá.
Navidad
Al pequeño Daniel no le gusta la Navidad. Si acaso las luces del árbol cuando parpadean, el turrón de chocolate y no tener que madrugar para ir al colegio.
Había pedido a los Reyes Magos que le devolvieran a su papá y, ya de paso, si les sobraba alguno, un coche rojo teledirigido como el que había visto en un escaparate. Durmió poco.
Odio la Navidad. Y a mi madre. Sí, a mi madre también. Y es que se empeña en que sea feliz todo el rato, incluso cuando estoy resfriada. Me repite machacona que tengo que ser buena, o al menos parecerlo. Llegar a algo en la vida,
Un año más ha llegado la Navidad a casa y eso que esta vez tampoco lo ha tenido fácil.
¡Gracias!, gracias por acompañarme en esta trepidante aventura de intercalar ficción y realidad. Sin ti y tu apoyo no sería lo mismo. Sería algo así como hablarle a una pared, y ya sabemos que las paredes están sordas como tapias así que «pa’ qué».