Mi mujer se levanta cada noche a esa hora en que las estrellas pierden los contornos puntiagudos que les salen cuando las dibujamos sobre un papel. Después de dar una vuelta por la casa y comprobar que está todo en orden,
Zenda
De pequeña me contaron que a los padres los trae la cigüeña desde Oriente envueltos en preciosos paños de oro, incienso y mirra. Y que el señor Pérez, el hombre más rico del pueblo, se convirtió en ratoncillo porque comía muchos dulces y se le cayeron todos los dientes.
Al finalizar la quincena recogen sus pertenencias y se instalan de nuevo en sus camarotes de lujo. Se van muy contentos con la experiencia y prometen volver. De recuerdo se llevan algún esqueje de planta exótica,
Una vez más he confirmado que a la gente le encanta hablar, aunque no tenga ni idea de lo que dice, porque el viaje no ha sido ni rápido ni placentero ni nada parecido. En el famoso túnel estuve varias horas atrapado en un atasco, y es que, como pude […]
La primera vez que la vi yo aún tenía que ponerme de puntillas frente al espejo para peinarme el flequillo. Su mirada traviesa y descarada me congeló el corazón
Acudí a la comisaria nada más recibir su llamada con la perplejidad todavía colgada de mi rostro. Nos conocemos desde que me alcanza la memoria
—Por favor, por favoorrr —grita alargando la última sílaba y los brazos para intentar retenerme. Y su voz suena con el dramatismo de una novela de Dostoyevski.