PESADILLA

Cae la noche. Con el frío que hace ni siquiera las estrellas se atreven a salir. En la habitación de un cuarto piso sin ascensor intenta quedarse dormida una mujer que trabaja de camarera en un bar donde esa misma tarde ha servido un café negro a un joven con tantas pecas que apenas se le ve la cara. No puede dejar de pensar en él. Siente un agradable cosquilleo en el estómago y eso la lleva a dar muchas vueltas en la cama, demasiadas, antes de poder conciliar el sueño. Un sueño que enseguida deviene en pesadilla. Alguien la persigue con un cuchillo de unas dimensiones tales que podríamos usar su hoja como espejo. Corre. Corre cada vez más deprisa y, sin embargo, no consigue alejarse de él. Al día siguiente no va a trabajar. Ni al otro. La encuentran tendida en su cama, entre las sábanas revueltas que antes estaban llenas de flores, con los ojos cegados por el pánico. En las noticias dirán que tiene el cuerpo cosido a cuchilladas. No hay sospechosos. Impactados por la cruel agresión, no nos fijaremos en el joven cubierto de pecas que entra en un bar y pide un café bien cargado mientras sonríe a la camarera, una camarera que esta noche soñará con él.

Finalista de Noviembre en la XII edición del Concurso de Microrrelatos “Microconcurso La Microbiblioteca”

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