Dos días antes de que comenzasen las fiestas patronales del pueblo, justo en ese momento en el que la noche se extiende sigilosamente entre las esquinas, cayó un meteorito en mitad de la plaza.
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Cae la noche. Con el frío que hace ni siquiera las estrellas se atreven a salir. En la habitación de un cuarto piso sin ascensor
Llaman a la puerta, pero hace caso omiso y sigue pelando manzanas. Pelar manzanas la relaja. Y caminar desnuda sobre las mondas que tapizan el suelo como una alfombra mullida y silenciosa,
Me llamo Adrián, hoy cumplo quince años y todavía no tengo claro qué quiero ser de mayor. Dice la psicóloga que eso es porque carezco de referentes importantes en mi vida.
Mi hermana ha sido siempre la favorita de mis padres. Es la que tiene los ojos más grandes y más azules y cuando sonríe parece un querubín. La alegría de la casa, exclaman con orgullo, y ella se esponja como un helecho tras la lluvia.
Ha muerto mi musa. De repente. Sin dar ninguna explicación. Quién iba a imaginar anoche, cuando se fue a dormir, que ya no volvería a despertarse. No me lo puedo creer.