Ha muerto mi musa. De repente. Sin dar ninguna explicación. Quién iba a imaginar anoche, cuando se fue a dormir, que ya no volvería a despertarse. No me lo puedo creer. Después de tantos años felices y prolíficos como hemos compartido me va a costar seguir adelante sin ella. Sentados a mi lado, Fantasía, Imaginación, el pequeño Mito y los mellizos Ciencia y Ficción tampoco encuentran consuelo. Acuden al sepelio personajes venidos desde bibliotecas, estantes, librerías, mesas camillas y polvorientos desvanes de todo el país. Impresiona verlos así de afligidos, con la tinta corrida, e incluso desfigurados algunos al no poder soportar sus delicados cuerpos de papel el peso húmedo de las lágrimas. Tras la última paletada de tierra regresamos a casa cabizbajos. Fantasía pone una olla de sopa a calentar. Tenemos que comer algo, dice. Los demás asentimos en silencio y nos sentamos alrededor de la mesa. Primero sirve a los niños, después le tiende un plato humeante a Imaginación, que está a punto de dar a luz. Según la última ecografía es niña. Y viene con un libro bajo el brazo. Estoy deseando firmarlo.
Finalista del mes de marzo en la VIII edición del Concurso de Microrrelatos «Microconcurso La Microbiblioteca». Biblioteca Esteve Paluzie. Barberà del Vallès.
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5 ideas sobre “DERECHOS DE AUTOR”
Pues tengo serias dudas de que haya muerto la musa. Yo la veo más viva que nunca porque este relato me ha gustado especialmente. Me parece una maravilla, muy original (as usual), creativo e imaginativo (marca de la casa). Para mí, de los mejores. Enhorabuena!
Pues sí, Javier, te aseguro que murió. Pero como las musas son caprichosas además de frágiles, volátiles y cabezonas, al séptimo día resucitó y volvió a poner orden y concierto -otra vez sale la música- en casa. Con ella han regresado también Alegría, Inestabilidad (más todavía), que se apunta a lo que sea aunque lo que sea sea nada, y Bullicio, así que no hay forma de encontrar un momento de tranquilidad ni una silla para sentarse un rato a escribir e inspirarse, o al revés, que el orden de los factores altera poco el producto. No obstante, prometo «take it easy» y lo que surja.
Y gracias. Siempre. Muchas.
Pues eso, take it easy y a sentarse a escribir, porque con independencia de que la inspiración venga insuflada por las musas o sea consecuencia del esfuerzo personal (más creo lo segundo), para que sea efectiva, cuando venga tiene que encontrarte escribiendo.
La nueva niña que nace se llamará Musa con mayúscula
Y no necesitará apellidos.
Gracias, Agustín