Ya desde prescolar, Fernando siempre fue el más «saborío» de la clase, pero el único que llevaba unos preciosos —y carísimos— «botines escamondaos», lo que era motivo de burlas y escarnio de todos los compañeros de la clase, que aumentaban con la edad y el paso de curso.
Archivos anuales: 2025
Mientras me cepillo los dientes antes de meterme en la cama, suena un golpe seco en la ventana del baño. ¡Madre mía qué susto! ¡Mi baño no tiene ventana! Es mi cumpleaños. En persona. Con unas alas de papel pinocho y gafas de sol, colgado de un globo medio desinflado […]
Estábamos muy unidos. Enero nos dejaba helados con sus ocurrencias. Marzo, con su viento caprichoso, susurraba secretos al oído de Abril, siempre lloroso. Julio y Agosto, con su calor abrasador, encendían pasiones, mientras Octubre, con sus hojas caídas lo ponía todo perdido. Diciembre, el benjamín, nos alegraba con su carácter […]
Poco tiempo después de que desaparecieran los bosques, nos quedamos sin madera para construir ataúdes y en esas condiciones la gente se negó a morirse.
A mí me bautizaron con el nombre de Agosto. A otros les llamaron como las estaciones, los días de la semana o los mares y océanos. Hasta que saltaron las alarmas.
Soy una mujer gris. Anodina y gris. De esas que cuando se miran en el espejo se confunden con el azogue y parece que no existen. Pero no siempre fue así. De niña era risueña, curiosa y con una imaginación desbordante que me trajo mil y un problemas en casa […]
Hoy está muy guapa con ese vestido nuevo, pero hay algo en su mirada vacía, algo roto. Sus manos tiemblan mientras nos baña, nos viste, nos peina.