Bastó una mirada para vernos y empezar a salir juntos, sin alharacas, como quien respira o parpadea. Me gustan sus cicatrices, su barba espesa, la camisa dos tallas más grande y cómo le resuenan las palabras en la boca cuando calla. Agarrados de la mano paseamos por las calles hasta aprendernos de memoria sus esquinas y cada huella que dejamos sobre el asfalto derretido. Ayer me hizo un anillo con el ámbar de los semáforos y me pidió que me mudase a vivir con él. Asentí. Ahora dormimos en el mismo banco, algo apretados, pero ya no tenemos tanto frío.
#DíadelosEnamorados🧡
Publicado en mi libro Un relato y medio
10 ideas sobre “UN ANILLO DE ÁMBAR”
Solo una palabra basta: PRECIOSO.
Gracias, Guillermo. Aunque dicho así suene a poco.
Siempre dices tanto con tan poco…. Me ha encantado.
Lo intento, Silvia. Si se puede decir con menos, llega más.
Gracias por decírmelo 😊🤗
Que bonito y es que el amor es el motor de todo.
Felicidades , Margarita.
Pues sí, suena cursi, pero sin amor es todo más complicado. Y ya no te cuento sin amor propio.
Gracias, Eva 😊😘
Hola, Margarita.
Como buena embaucadora de la palabra, nos llevas desde la alegría por el enamoramiento al brutal final de la fría realidad. ¡Qué arte más grande!
Dentro de tanta tristeza subyace la sonrisa de ese amor que surge incluso en las situaciones más inclementes. Un amor que sirve de manta y transforma un banco en romántica cama. Al menos, eso sienten sus corazones. Cuando el cuerpo duela y el estómago proteste, se mirarán a los ojos para evitar verse en la indigencia.
Gracias por este regalo maravilloso que también nos hace ser consciente de «otros» San Valentines.
Enhorabuena.
Abrazo grande.
Gracias a ti, Jose Antonio, porque recibir comentarios como el tuyo hace que merezca la pena escribir el manido «contigo pan y cebolla», en el que no creo más allá de las páginas de un libro (creo que me acabo de cargar el relato, ¿verdad?).
Y perdona por la demora en contestar. La vida es lo que tiene, que a veces no puede esperar.
Un abrazazo. Y que viva el amor. Siempre.
Me ha gustado especialmente aquello de “cómo le resuenan las palabras en la boca cuando calla”. ¡Muy bueno! Con independencia de esto, nos deleitas con otra joya en la que nos muestras que el amor es una fuerza poderosa. Una fuerza que hasta en una situación donde las dificultades son abrumadoras y en la que seguro que la esperanza también se desvanece, aparece el amor como un rayo de luz en la oscuridad. Precioso.
Un beso
Ya lo dijo el poeta: «Me gustas cuando callas…». Sin el silencio, las palabras no tendrían el mismo sentido. Y hay silencios tan elocuentes.
El amor es la palabra más pronunciada y el sentimiento más demandado, perseguido y ninguneado. Y así nos va. Pero intentaremos seguir escribiendo esas acepciones que vienen al final, las que no se leen, hasta que lleguemos al amor propio, el primero de todos y el más olvidado.
¡Gracias por estar!
Un beso