UN ANILLO DE ÁMBAR

Bastó una mirada para vernos y empezar a salir juntos, sin alharacas, como quien respira o parpadea. Me gustan sus cicatrices, su barba espesa, la camisa dos tallas más grande y cómo le resuenan las palabras en la boca cuando calla. Agarrados de la mano paseamos por las calles hasta aprendernos de memoria sus esquinas y cada huella que dejamos sobre el asfalto derretido. Ayer me hizo un anillo con el ámbar de los semáforos y me pidió que me mudase a vivir con él. Asentí. Ahora dormimos en el mismo banco, algo apretados, pero ya no tenemos tanto frío.

#DíadelosEnamorados🧡

Publicado en mi libro Un relato y medio

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