Todo sucedió una tórrida tarde de verano, una de esas en las que las chicharras, en lugar de cantar, beben y beben y vuelven a beber. La policía vino a buscarme con una orden de arresto.
—¿De qué se me acusa? —pregunté abanicándome con la cartilla del paro. Cualquier cosa era buena para espantar el calor.
—De haber perdido el juicio —contestó el que se parecía a Popeye.
Debí haberlo imaginado.
Les pedí un momento para dejar comida suficiente a Piolín por si la cosa se alargaba y muy amablemente me lo dieron. Era un momento precioso, de los más bonitos que había visto en mi vida: brillante, pero sin estridencias ni alharacas, suave al tacto y con unos lunares que en cuanto aplaudías se arrancaban por seguidillas.
Los acompañé sin oponer resistencia. En comisaría me condujeron directamente a la sala de interrogatorios donde el Inspector Gadget, responsable de la investigación, esperaba con un montón de preguntas. Solo dejé sin responder la número ciento veintisiete. Había que hallar el área de un trapecio y no me apetecía calcular medianas, a mí siempre me ha gustado calcular a lo grande.
Al final me arrestaron por lista.
Ahora comparto celda con la Pantera Rosa y hacemos unos dibujos de lo más animados.
9 ideas sobre “COSAS DE LOCOS”
Siempre se ha dicho que la línea entre la genialidad y la locura muy fina. Además, el recurso de echar de personajes de dibujos animados le da al micro humor e ironía.
A veces me olvido de disimular y pasan estas cosas.
He aprovechado la coartada del confinamiento 🤫
Perdón:
*es muy fina
*echar mano de
Tras pasearnos por el Génesis, parece que ahora te ha atacado el síndrome de Peter Pan y has dejado escapar ese niño que todos llevamos dentro. Un relato con el que nos vuelves a retornar al paraíso, en este caso el paraíso que vivimos durante nuestra infancia, a través de los dibujos animados. Veo que con el confinamiento la imaginación desbordante que te caracteriza sigue en plena forma.
Besos y cuidate
Se me han escapado el niño, el tío y la abuela, todos juntos y a la vez. Lógico. Dicen que estar tanto tiempo «confitados» les endulza demasiado el cerebro y les sube la bilirrubina. Es lo malo de tener una imaginación desbordante, no hay manera de ponerle puertas. Posiblemente algo tienen que ver los dibujos animados de esa época. Y Mortadelo y Filemón, también.
Seguimos conjugando el verbo «cuidarnos».
Un beso
Wow!
El encierro aumenta tu creatividad .
Buenísimo ¡
Cualquier cosa antes que recuperar la cordura, ¿te imaginas en nuestro sano juicio encerrados en casa?
En fin, que no nos falte el humor.
Ni la salud.
Nos seguimos cuidando.
Vaya, me encantó leerte. Besos a tu alma.
¡Qué alegría, María del Mar!
Gracias por esos besos. 😘