Mi madre dice que tenga cuidado, que a mi edad los chicos no son trigo limpio y solo piensan en ligar. Yo la miro callada, asiento ligeramente con la cabeza para que se quede tranquila y termino de un trago el vaso de leche para disimular la ansiedad. Todos los días repite machaconamente su frase como si así pudiera protegerme antes de irse a trabajar.
Quería ser fiscal, mi madre, pero a mi edad se quedó embarazada y sola y no le quedó más remedio que abandonar sus estudios y buscarse la vida.
Cuando termina de limpiar los juzgados, nos reunimos en la biblioteca. Ella prepara su examen de Derecho Constitucional y yo…, bueno, yo trago saliva y resuelvo ecuaciones de segundo grado mientras intento no pensar en los enormes ojos oscuros de Soledad.
Publicado en el nº 1 de la revista Alborismos. Venezuela.
14 ideas sobre “SOLEDAD”
Siempre sorprendiendo. Me encanta, Margarita, ya internacional.
Enhorabuena!!!.
Lo mejor es que tú, poeta de delicados versos, hayas cruzado las procelosas páginas de Internet y atraques en la orilla de este blog. Un honor. Gracias!!!
Enhorabuena !
Eres grande pequeña.
Gracias, Maestra!!! :-))
Expresar lo que tenemos dentro, siempre será la mejor forma de existir, por nosotros, por ellos, por un mundo mejor!!! ♥️
Muy cierto, Alfredo. Cuando estamos bien por dentro, se nota en el exterior. Para construir un mundo mejor hay que empezar por uno mismo.
Un saludo y gracias por comentar.
No dudamos de las buenas intenciones de los padres, quieren lo mejor para sus hijos, pero a veces parece que están en otra onda…
Sí, a veces parece que estamos mal sintonizados y escuchamos música diferente. Unas veces los padres, otras los hijos, el caso es que o ajustamos el dial o las interferencias acaban con la melodía.
Gracias por comentar.
Si el camino a la maternidad siempre debe ser complicado, vivirlo en soledad tiene que ser una experiencia realmente dura. Lo malo es que los hijos muchas veces siguen el ejemplo y no nuestros consejos. Como siempre la clave en el último momento. Me encanta.
Besos
Cuando somos hijos, renegamos de los consejos de nuestros padres y cuando somos padres nos faltan consejos y burbujas de cristal para meter a los hijos y que no les pase lo que nos pasó a nosotros, y eso es imposible. Y no espabilamos. Supongo que en eso consiste ser hijo, en renegar. A ser madre todavía no he aprendido, así que no digo nada. Igual la clave está también en el último renglón, vete tú a saber.
Me encanta que te encante.
Besos.
Precioso, donde una madre esté allí yo…saludos
Gracias por comentar, Jf c
Un saludo
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Muchas gracias por tus agradables palabras, Angelilie.
Me alegra mucho que te hayan gustado mis historias.
Seguiremos en contacto 🙂