SOLEDAD

Mi madre dice que tenga cuidado, que a mi edad los chicos no son trigo limpio y solo piensan en ligar. Yo la miro callada, asiento ligeramente con la cabeza para que se quede tranquila y termino de un trago el vaso de leche para disimular la ansiedad. Todos los días repite machaconamente su frase como si así pudiera protegerme antes de irse a trabajar.

Quería ser fiscal, mi madre, pero a mi edad se quedó embarazada y sola y no le quedó más remedio que abandonar sus estudios y buscarse la vida.

Cuando termina de limpiar los juzgados, nos reunimos en la biblioteca. Ella prepara su examen de Derecho Constitucional y yo…, bueno, yo trago saliva y resuelvo ecuaciones de segundo grado mientras intento no pensar en los enormes ojos oscuros de Soledad.

Publicado en el nº 1 de la revista Alborismos. Venezuela.

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