MUSAS

Con los nervios de los preparativos para la carrera es imposible hacer nada.

Mariana, siempre coqueta, elige palabras elegantes como «cáspita», «serendipia», y «colibrí» para confeccionarse un chándal y Marina, tímida y cursiva a partes iguales, aprovecha un viejo soneto para hacerse una sudadera que remata con versos heptasílabos, abalorios y mucha rima consonante.

—Recuerda hacer acopio de guiones o no podremos entablar conversaciones —dice Marina mientras guarda en la mochila unas comillas por si le surge una cita en la línea de meta.

—¡No son guiones, Marina, se llaman rayas! —grito desde la cocina.

—Ya, pero entonces no rima — contestan al unísono. Y rompen a reír a carcajadas.

Y así, entre risas y prisas, llega el gran día. De un grácil salto de página se plantan en el Puente Romano y posan en el «photocall» con sus mascarillas. Y yo, al fin, puedo sentarme a escribir corriendo este microrrelato.

Relato destacado en el VIII Concurso de microrrelatos «San Silvestre Salmantina».

 

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