Con los nervios de los preparativos para la carrera es imposible hacer nada. Mariana, siempre coqueta, elige palabras elegantes como «cáspita», «serendipia», y «colibrí» para confeccionarse un chándal
San Silvestre
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Lo dejo. Abandono. Estoy exhausta. No aguanto ni un minuto más el roce de mis viejas zapatillas desgastadas ni el olor acre del sudor que se extiende silencioso y furtivo como un submarino en tiempos de guerra por todo mi cuerpo.