Cuando los vi entrar supuse que esa sería mi gran oportunidad: una demanda colectiva siempre tiene mayor repercusión mediática y económica, recuerdo que pensé emocionado. Les pedí que guardasen la calma y la distancia de seguridad, cosa harto complicada en un despacho tan pequeño. Fue una mujer la primera en tomar la palabra; carraspeó dos veces antes de empezar a hablar y todos guardaron silencio. «Prometieron que con la vacuna se iban a erradicar los contagios», balbució antes de que se le quebrase la voz. Los demás alzaron entonces la suya. Todavía oigo sus quejas, argumentaciones, protestas, lamentos y hasta alguna palabra malsonante al oír mi valoración del asunto, demasiado global y repleta de datos estadísticos y cifras que, ahora lo sé, carecían de valor para su defensa.
Desde que me he contagiado comprendo perfectamente cómo se sentían. Es verdad, los síntomas de la pobreza apenas te dejan respirar.
Finalista de Enero en el XIII Concurso de Microrrelatos sobre Abogados
PALABRAS DEL MES: empezar, oportunidad, global, pobreza, erradicar
22 ideas sobre “SÍNTOMAS”
Magnífico relato. (Me has engañado, como me gusta.)
Besosss
Me encanta engañarte (con estas artes).
Besosss
Pues también a mí me has engañado (y también me gusta). Qué bonito sería que existiera esa vacuna contra la pobreza!
Desde luego un relato muy adecuado para la que está cayendo, aunque esperemos que no sea premonitorio y que la vacuna realmente funcione. En caso contrario también necesitaremos la de la pobreza, porque son cada vez más las familias que lo están pasando mal y que no tienen más solución que acudir a las colas del hambre.
En fin mirémoslo con esperanza aunque el inicio del año tampoco ha sido de los que invitan al optimismo, al menos aquí en Madrid,………..pero algún día acabará esta guerra.
Besos
De eso se trata, de engañar. De engañar al miedo (y algunos también al hambre) porque llueve sobre mojado y por mucho que nos empeñemos no sabemos nadar en los charcos.
Hasta no hace mucho «engañar» era una cuestión de creatividad, de buscar finales originales y mantener al lector pegado a los renglones, pero cada vez más esto de escribir se está convirtiendo en una cuestión de supervivencia mental: soy tan ilusa que me creo que igual de tanto escribirlo, se cumple. Como cuando quemo papeles la noche más vieja del año. O como cuando éramos pequeños y cerrábamos los ojos y lo que teníamos delante desaparecía por arte de magia, la nuestra.
Será cuestión de no perder la inocencia, ni la ilusión, de ese niño que todos llevamos dentro para mantenernos cuerdos y salir a flote cuando el agua nos llegue al cuello.
Un beso
Me encanta!!!
Una tras otra, acabas sorprendiéndome. Me llevas por donde quieres para que al final , el final le da la vuelta al relato.
Ojalá existiera esa vacuna, sería maravilloso como maravilloso es leerte.
Un beso grande
Tus palabras también son una vacuna, Aurora, porque los besos, el entusiasmo y las palabras que reconfortan y animan son un bálsamo para el espíritu.
¡Menuda suerte tengo contigo!
Un beso
This has depth and a real punch that I wasn’t expecting! Let’s hope the those waters you write of in comments, don’t reach our necks!
You also read the comments!
I try to use humor in my stories but sometimes I can’t.
Let’s hope (this I just learned with you) the water only cleans and don’t drown (reach our necks).
Thanks for your words, Ashley.
Está excelente este micro, felicitaciones…
Me alegra que te guste el micro, Ana, y más todavía verte por aquí. ¡Muchas gracias!
Gran relato, Margarita. El símil entre el covid y la pobreza queda tan bien descrito en tu relato como en la vida misma. Cuanto daño está haciendo a muchos autónomos y empresas.
Y lo malo es que ese giro tan bueno con el que culminará tu relato puede hacerse cierto, aunque nos vacunemos del maldito virus, la pobreza no siempre tiene remedio.
Me gustó. Un saludo.
Estamos demasiado ocupados en sobrevivir al virus del covid, lógico porque si no, mal asunto, pero se nos olvida tapar otros frentes que tenemos abiertos y para muchos empieza a ser duro ya sobrevivir a la supervivencia.
Cada vez me cuesta más enarbolar la bandera de la esperanza, aunque bueno, sí, no olvido que somos capaces de los más grandes logros.
Gracias por pasarte y comentar, Alfonso. Estos pequeños ratitos de charla también curan.
Un saludo
Wow!
Felicidades.
Necesitamos muchas vacunas con diferentes excipientes . Sería un mundo más seguro y mejor .
Más vacunas, más excipientes y menos bichos sueltos 😏
No me canso de leerlo. Va a ser por el buen contenido y lo bien que está escrito.
Suerte con él.
Un abrazo, Margarita
No sé si tendré suerte con el relato, lo que tengo claro es que tengo suerte de que formes parte de esa parte de mi vida que se dedica a escribir pequeño.
Un abrazo, Ángel
Qué bien nos has llevado… justo por donde tú querías. Hay que ser muy buena escritura para ser tan malona.
Enhorabuena y mucha suerte.
Un besote, Preciosa.
Soy mala malísima, Rosy, pero cuando escribo, se me nota menos. O eso creo.
Muchas gracias por venir hasta aquí y traer prendido en el pelo el aromas de los pinos, lo echo de menos.
Un beso grande.
Muy bonito. En estas situaciones se ve aún más las diferencias sociales. Saludos.
Lo que van a desaparecer a este paso son las «clases», me parece a mí, y solo van a quedar las de los extremos del continuo.
Gracias por pasarte y comentar, CarMac.
Interesante relato. Quizás el día que se invente esa vacuna, nos extinguimos todos. La bella utopía de justicia, hermandad e igualdad puede que nos extermine si se torna en realidad. Qué seres tan contradictorios somos.
Dicen que somos en función de nuestros contrarios (feos/guapos, listos/tontos, ricos/pobres); también que nos situamos a lo largo de un continuo entre los dos extremos. No sé cuál de las dos teorías será cierta, o falsa. A lo mejor ninguna. O las dos. ¿Sin contrarios no existimos?, ¿necesitamos los dos extremos para estar?
Igual sí, igual somos contradictorios porque no nos queda otra.
Gracias por comentar, Mobtomas.