En el primer capítulo Ella aparece sentada en la cocina, con gesto amable, garabateando deprisa sobre un trozo de papel manchado de harina mientras un sabroso guiso borbotea en el fuego.
Tras el balance anual de cuentas, los números no cuadraban ni triangulándolos por lo que, para reducir gastos, los socios decidieron prescindir de mis servicios sin debatir siquiera.
Entra en mi despacho con un llamativo vestido, sandalias de tacón y un cartel enrollado en sus manos de dedos kilométricos que extiende muy lentamente sobre el escritorio mientras aguanta las ganas de llorar.
En las inmediaciones de Vetusta se ha estrellado un avión de papel que había despegado tan solo unos minutos antes de la Región Neuroimaginativa de una joven ilusa.
Llegamos aquí en septiembre, un día por la noche. El viaje había sido muy largo y yo estaba tan cansada y confundida por el cambio que tardé en darme cuenta de lo bonita que es esta ciudad.
El Congreso ha sido un éxito. He puesto en práctica todo lo aprendido allí y tanto mi despacho como yo hemos sufrido una auténtica transformación.
Ha muerto mi musa. De repente. Sin dar ninguna explicación. Quién iba a imaginar anoche, cuando se fue a dormir, que ya no volvería a despertarse. No me lo puedo creer.