RELACIONES SINTÁCTICAS

Érase una frase impersonal que, lejos de subordinarse a normas gramaticales, se citó con un sujeto al que le gustaba predicar con el ejemplo. Se enamoraron en el primer acto y se fueron a vivir juntos a un soneto, pero su vida empezó a ser un poema y, hartos de versos empalagosos y rimas cuadriculadas, se trasladaron a una novela de aventuras. No habían terminado de aposentarse en el cuarto capítulo cuando un malhumorado pie de página los echó a patadas sin dejarles margen de maniobra. «Por incumplimiento sintáctico», alegó antes de alejarse a la pata coja y cerrarles el libro de un portazo.

Desde entonces viven en un diccionario abandonado, justo al principio de la Z. Allí pueden escuchar zarzuela noche y día, dejarse de zarandajas y ponerse ahítos de zarzamora; sin embargo, últimamente conjugan con frecuencia el verbo discutir: ella le ha echado el ojo a un precioso complemento circunstancial de lugar y solo piensa en mudarse.

1er premio en el I Concurso de Microrrelatos. Red de Bibliotecas Municipales de Avilés.

 

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