La pequeña de la casa cumple años y la fiesta resulta un éxito. Después de dar buena cuenta de los bocadillos y la tarta, la veintena de niños se sientan alrededor del abuelo y escuchan sus historias ensimismados. La cumpleañera, además, se cuelga de su cuello y le da unos besos sonoros que provocan la envidia de sus amiguitos. Luego, en cuanto la noche comienza a difuminar la ciudad, los niños, agotados por las emociones, regresan con sus padres, que se arremolinan con sus coches en la puerta para recogerlos. El abuelo es el último en marcharse. Se sube el cuello del chaquetón para espantar el frío y camina lo más rápido que le permiten sus piernas gastadas por las prisas y las piedras del camino. Entra un momento en la farmacia. En casa le espera su mujer con una tos bronca y pertinaz que la mantiene en cama desde hace varias semanas. Con el dinero ganado esa tarde puede comprarle al fin las medicinas. Mañana saldrá a buscar más fiestas; desde que son una especie a extinguir, les llueven las ofertas. No le gusta dejarla sola, pero necesitan una estufa con urgencia.
VII Certamen de microrrelatos «Javier Tomeo» de temática social. Asociación Literaria Poiesis y Compromiso y Cultura. Aragón.
Seleccionado y publicado en la revista Compromiso y Cultura de mayo.
23 ideas sobre “INVIERNO”
Me parece excelente tu escritua.
Cómo me alegra leer eso, Lidia, muchísimas gracias. 😀
Me parece excelente tu escritura.
Qué bonito !
Nuestros mayores desaparecen …
Enhorabuena !
Esta pandemia nos los ha robado. Y a alguno también nuestra indiferencia.
¡Gracias, Eva! 😍
Veo que te has animado a participar en el Javier Tomeo. Me gusta mucho tu micro. Cómo le das la vuelta al asunto hasta redondearlo. Un abrazo fuerte.
Gracias, Aurora, aunque la experta en el Javier Tomeo eres tú, solo me han seleccionado este micro, suficiente para estar contenta.
Ojalá mi historia no traspase la barrera de la ficción.
Un abrazo
Como siempre la clave al final. Eso es lo que más me gusta. Menos mal que se trata de una ficción. Yo tuve la suerte de conocer a mis abuelos maternos. Un verdadero privilegio. Todavía sigo recordando muchas de las historias que me contaron y marcaron.
Afortunadamente cada vez se vive más –si bien es cierto que no siempre en las mejores condiciones- por lo que los abuelos no sólo no son especie a extinguir sino que nuestros hijos y nietos podrán disfrutar de ellos muchos años.
¿Qué sería de un mundo sin abuelos? Algunas películas (recuerdo la fuga de Logan) y también novelas nos sumergen en futuros mundos imaginarios sin ancianos. Probablemente serían mundos mucho más tristes. Creo que la experiencia, fuerza y también debilidad de nuestros abuelos contribuye en gran medida a ofrecer esperanza para el futuro de nuestros jóvenes.
Como siempre, un excelente micro.
Besos
Hay un dicho por ahí que dice que «no es cómo empieza si no cómo termina». Por desgracia no es aplicable a la escritura porque si el principio no engancha, no se sigue leyendo. Pero para jugar al mus, por poner solo un ejemplo, sí funciona, ejem, ejem.
Y ahora ya en serio, yo no conocí a mis abuelos, solo a una abuela durante poco tiempo, y la recuerdo con pasión de nieta. Nunca me contó historias, quizá porque las únicas que conocía eran las que había protagonizado ella y no las consideraba dignas de mención y también porque se quedó sorda y llevaba siempre un aparato en la oreja que se pasaba el día con un pitido agudo y estridente que le imposibilitaba todavía más poder oír cualquier conversación. A pesar de todo, siempre he creído que nuestros mayores son nuestra memoria. ¡Y menuda preocupación nos entra cuando se nos olvida lo que hicimos el año pasado! así que bien podíamos aprender, aunque a veces es más cómodo vivir en la ignorancia. Va a ser eso.
De tus comentarios también aprendo. Y disfruto.
Un beso
Diana plena en el corazón y reventón!!!! 😍😍😍😍💔💔💔💔
Yo, que ya peino canas y que según algunos periódicos, por el tema de la vacuna, ya soy anciano con solo 57, siento esto demasiado cerca.
Hasta hace poco, una generación o quizás dos a los sumo, los ancianos eran el sustento de la sociedad con su experiencia y sabiduría. Hoy son un poco más que molestias y gastos para el erario público. Aunque para muchas familias son el insignificante pilar que las mantiene vivas.
Leyendo y entendiendo tu maravilloso relato, dado que mis 30 años de experiencia docente no valen para un contrato, tal vez me alquile como cuentacuentos. ¡Quién sabe!
¡Que sepas que me has hecho soltar lagrimitas con tus preciosas palabras!
Un abraxaxho mu gordo desde el Sú.
😉😘😘😘
Oye, que no me entere yo de que ese corazón que late en tu pecho pasa penurias, porque tiene pinta de ser «grandegrandeenorme».
Estoy sentada en el mismo banco que tú, a lo sumo en el de al lado, viendo pasar la juventud demasiado rápido y sin saborear el camino. ¡Qué pena! Si la pillásemos ahora con todo lo que sabemos…, pero me da a mí que eso no puede ser y además es imposible así que disfrutaremos nuestra ancianidad como mejor sabemos y esquivando a los que quieren dejarnos de lado. Una tía mía decía: «quien tuvo retuvo y guardó para la vejez». Se refería a la belleza, aunque es aplicable a ese arte que tienes tú (y más).
Que sepas que si te alquilas como cuentacuentos me pido primera línea. Y si hay que llorar de emoción, pues se llora a moco tendido.
Un abrazo y mil gracias 😘😘😘
Tranquila, Margarita. Mi corazón no sufre, se entrena a diario con las mil preocupaciones que surgen. Eso le hace más fuerte y le permitirá llegar más lejos, a la ancianidad de verdad. Espero.
No solo de risas se alimenta el alma, también el llanto es necesario y, a veces, si es de emoción o de alegría, mejor. 💓
Tenía mucha razón tu tía, aunque siempre se pierden algunas ganancias por el camino. 😉
Si algo te fortalece es la experiencia y ésta solo se consigue con los años, por mucho que algunos quieran ahorrar camino.
Te apunto en la lista del cuentacuentos. Algún día hará su estreno, aunque tal vez se mantenga escondido tras el telón y solo deje salir su voz (escrita) que es lo imprescindible.
Un abrazo.
😍
Que relato tan tierno, es pura dulzura, es cariñoso, respetuoso y a la vez triste.
Todos hemos sufrido al ver partir a tantos mayores y hemos aprendido a valorarlos mucho más.
Es un lujo poder tener a mi madre, tras haberla tenido en una burbuja, es bonito ver a mis hijos deseando ver a sus abuelos y sabiendo que ellos son afortunados, amigos suyos no.
Nunca les debemos olvidar a los que no están y amar con intensidad a los que esta pandemia les ha perdonado la vida.
Excelente Margarita, una vez más!
Quería hacerles un homenaje. Pero me da a mí que por mucho empeño que le ponga me quedo corta.
Tendría que ser obligatorio tener abuelos, son una pieza fundamental en las familias, y como dije en otro comentario, son nuestra memoria.
Me alegra que tu madre siga recibiendo tanto amor como ella os da. Como dices tú, es un privilegio que sabéis aprovechar.
Un beso grande, Aurora, y gracias por estar siempre ahí.
Precioso texto, Margarita. Emocionante. Bello homenaje.
Primero me ha recordado al largometraje de Fernando León de Aranoa «Familia», que vi cuando lo estrenaron (allá por los años 90) y del que aún recuerdo diáfanamente muchos momentos. Luego me ha hecho pensar en la japonesa «La balada de Narayama» y cómo plantea el tema de la vejez…
Tuve la suerte de conocer a tres de mis abuelos y lo atesoro como una enorme fortuna.
Enhorabuena por esta nueva merecida selección y un abrazo de cine.
Me encantaría saber tanto como tú de cine, Ana (porque escribir escribes mejor que bien). Anotadas quedan las dos películas.
Sobre los abuelos hablo un poco de oído, otro poco de lo que recuerdo y el resto de lo que observo y me cuentan. Son un tesoro que hay que mimar y una fuente de sabiduría.
Un microabrazo gigante.
Se alquila un abuelo 🙂 Me ha encantado.
Al paso que vamos, van a estar muy demandados.
Gracias, Teresa 😊
El invierno de la vida en todos los sentidos…como siempre, da q pensar😉
Leer es divertido, (escribir a veces), pero es el lector el único capaz de pararse también entre líneas a pensar 😉
Mil gracias por venir hasta aquí.
Nice blog!
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Thanks, Shristy!