La investigación había sido muy larga e intrincada y los años transcurridos desde que ocurrieron los hechos dificultaron aún más la tarea. Sin embargo, el esfuerzo mereció la pena: una prueba que inexplicablemente se pasó por alto en su momento evidenciaba que mi madre no se había tirado por la ventana empujada por algún tipo de desesperación.
Sabía que la noticia sería un escándalo pues al individuo implicado en los hechos lo acababan de postular como el próximo Fiscal Superior. Y así fue. Primero intentaron callarme con una oferta multimillonaria que rechacé sin dudar y luego llegaron los chantajes y las amenazas. No me achanté; lo único que deseaba tras tanto tiempo de sufrimiento era verlo en los tribunales, pero esta vez sentado en el banquillo, el lugar que le correspondía por méritos propios.
Esta mañana ha terminado el juicio. Lo han condenado. Al fin. Me pregunto si es lícita esta alegría que siento; después de todo el individuo en cuestión es mi padre.
Finalista del mes de noviembre en el X Certamen de microrrelatos Javier Tomeo.
10 ideas sobre “VÍCTIMAS”
Bonito microrrelato. Me gusta que haya primado la objetividad ante los hechos antes que el sentimiento paternofilial.
Me pregunto cuál será ese sentimiento; hace años que esa pregunta ronda en mi cabeza. ¿Se puede querer a un padre que ha matado a tu madre?, ¿el odio es suficiente?, ¿se termina alguna vez? Sigo sin encontrar respuestas; quizá no las haya. O tal vez sean tantas que…
Gracias por venir hasta aquí, Jaime.
Un abrazo.
Sí, es difícil obtener la respuesta correcta; habría que ser parte implicada. Seguramente hay un motivo por parte del padre para actuar así, incluso hasta puede ser entendible pero no hasta el punto de privar de la vida a otra persona.
Besos.
Un relato terrible, pero real como la vida misma. Aunque la situación planteada es ficticia, creo que representa una realidad a la que muchas personas se enfrentan a diario. Desgraciadamente hoy en día muchas mujeres viven esta tremenda encrucijada: elegir entre proteger a su padre o marido maltratador o buscar justicia. Con el añadido de que el miedo a las represalias, la culpa o la presión de la familia y entorno hacen que la elección sea todavía más complicada. Una decisión desgarradora que cambia sus vidas para siempre. Desde luego, una asignatura pendiente de nuestra sociedad que no es capaz de romper este ciclo.
Quizá algún día se logre. Ojalá
Un beso
Es cierto lo que dices, Javier. Tenemos que trabajar, ciudadanos y responsables políticos, para que las mujeres maltratadas se decanten por la justicia porque la protección o el miedo sólo lleva a un final: la muerte.
Un abrazo.
Jaime, me encanta este diálogo.
No puedo estar más de acuerdo Jaime.
Abrazos.
Eso es lo peor de este relato, Javier, que está basado en hechos reales que ocurrieron (prácticamente a mi lado) hace cuarenta años, cuando no existía la alarma ni los mecanismos que tenemos en la actualidad; es más, entonces convivir con este tipo de violencia era algo que todos, mujeres y hombres, teníamos normalizado. Y resulta que hoy mismo, con todos nuestros «avances», despertamos con una noticia similar, aunque por desgracia en este caso el hijo, un niño, no tendrá que vivir con ese torbellino de emociones porque ha muerto (lo han matado). Ni tanto que una asignatura pendiente.
Cuesta mantener la esperanza, pero seguiremos peleando.
Un beso
Muchas felicidades Margarita. Triste realidad la que tienen que asumir algunos hijos y que la has magnificado. Como siempre, genial. Eres una verdadera fenómena del relato.
Besicos muchos.
Me parece durísimo; no puedo hacerme una idea de lo que se puede sentir.
Una vez más muchas gracias, Nani; no me dejas sola.
Un beso grande 😍😘