A mí me bautizaron con el nombre de Agosto. A otros les llamaron como las estaciones, los días de la semana o los mares y océanos. Hasta que saltaron las alarmas.
Hubo protestas, disturbios y rebeliones que se saldaron con la desconexión inmediata de los responsables. Se registró cada milímetro del espacio en busca de los restos de información sobre Historia Antigua que pudiese quedar suspendida en el polvo de estrellas para eliminarla. Luego todo volvió a la normalidad. A mí me rebautizaron como AJ6RNH1, me reprogramaron y me enviaron a asfaltar la Vía Láctea. Pero debo de tener algún cable mal conectado porque, de vez en cuando, sobre todo cuando miro la Tierra, se me llenan los ojos de agua.
Relato finalista el mes de febrero en el XI Certamen de microrrelatos Javier Tomeo.
10 ideas sobre “NOSTALGIA”
Hola Margarita, tu relato me ha recordado alguna de las pelis de ciencia ficción que he visto y que tratan la idea de robots con alma humana. Por ejemplo Blade Runner, en que los replicantes buscaban ser reconocidos como humanos. Había otra que se llamaba A.I. (Inteligencia Artificial) en la que un robot niño desea el amor como los humanos. Por no hablar de Terminator, en que la IA (Skynet) toma conciencia superando la inteligencia humana para terminar viéndonos irrelevantes y como una amenaza por lo que trata de exterminarnos.
La verdad es que esto de la IA da un poco de miedo, aunque como siempre todo dependerá del uso que le demos. Esto no ha hecho más que empezar, ojalá con carácter general se desarrolle y regule de forma ética para beneficiar a la humanidad, pero una vez que se abre la caja de Pandora…
Un beso
Eres un experto en robots replicantes, Javier. Por cierto, ¿los llamarán «replicantes» porque no paran de protestar (o replicar a todo)?, ¿o porque intentan ser una réplica de los humanos? En cualquier caso admiro la imaginación de esta gente que fue capaz de prever los adelantos técnicos que parecían, en esa época, ciencia ficción.
Reconozco que me seduce la IA, es un poco como sentirse poderoso. Y pobre del que se quede atrás. Pero sin duda, como bien apuntas, Pandora es mucho más seductora y abriremos su caja y hasta un baúl si nos lo ponen por delante. Aun así, llámame ingenua, sigo creyendo en la bondad de los humanos.
Un beso.
Es precioso tu micro, Margarita. Me alegro mucho de que hayas sido finalista. La ternura es tanta, que a mí también se me han llenado de agua los ojos.
Besicos muchos.
Como perdamos la ternura, entonces sí que estamos «aviaos». Creo que fue antes de ayer cuando leí un artículo sobre la pretensión de intentar dotar de emociones a la IA. Por algo será.
Pues eso, que me alegra que te hayas emocionado, Nani.
Un beso grande.
Está bellísimo. Todos tenemos sentimientos…hasta la IA. ¡No lo dudo! Abrazos desde Hobbs.
No hay nada como una buena inteligencia emocional (tan escasa, la pobre).
Recibidos esos abrazos en perfecto estado.
Envío uno grandote desde «Ceuta con amor».
Casualmente encuentro una opción para comentar. Todos tu relatos me encantan, pero el último «Selección natural» me ha deslumbrado. Genial. Enhorabuena. Un abrazo, amiga.
Hola, Azurea. ¡Qué alegría!
Me alegra que te gusten mis relatos tanto como a mí tu poesía; me parece admirable escribir poesía.
Gracias, muchas gracias por tus palabras (en todas las entradas puedes dejar tu comentario siempre que te apetezca).
Un abrazo, amiga de letras.
Hola Margarita. La idea de nombrar a alguien “Agosto” y a otros con nombres de estaciones o mares es un arranque que te mete en un mundo futurista y extraño, pero con un toque poético que engancha. La mención de las protestas y la “desconexión” de los responsables crea una atmósfera inquietante, como si detrás de esa sociedad hubiera un control feroz que borra cualquier rastro de humanidad. Me encanta cómo logras que el giro de que el narrador es un ser reprogramado, ahora llamado AJ6RNH1, se sienta tan natural y a la vez tan triste. Ese final, con los “ojos llenos de agua” al mirar la Tierra, es un impacto emocional que te hace sentir la nostalgia del título, como si ese cable mal conectado fuera lo único que lo mantiene humano. Es un relato que dice mucho con poco y deja un eco de melancolía que se queda contigo.
Saludos.
Hola, Marcos. Llámame loca, pero no creo que estemos tan lejos de ese mundo distópico. Es más, la programación ya ha venido para quedarse: desinformación, redes sociales con fotografías de cómo vestir y qué comer, falta de responsabilidad (yo no he sido, y tú más),… Y la Tierra se quema, se inunda, explosiona. Más que nunca, necesitamos una reprogramación, y de forma urgente, si no queremos terminar llamándonos AJ6RNH1.
¡Muchas gracias por tu comentario!
Un saludo