Frota con insistencia la lápida, como si quisiera eliminar el nombre que aparece grabado en la piedra.
Se le agrietan las manos de tanto sumergirlas en el agua helada, y ni así consigue zafarse de la culpabilidad que se le enreda entre los dedos. Aunque lo peor es esa obstinada letanía que le martillea la cabeza día y noche: por qué no la ayudó, por qué ocultó sus moratones bajo la pestilente costra del miedo que le dejó en herencia. Ya es demasiado tarde para buscar respuestas. O quizá no, piensa, mientras se seca las manos en el abrigo y coge en brazos a su nieta.
—A ti no te contaré cuentos —le susurra con dulzura.
Y lentamente, con pasos cada vez más firmes, se alejan del cementerio.
Publicado en el libro «Violentadas»
12 ideas sobre “HERENCIAS”
Ciertamente las herencias no son solo pecuniarias, y a veces es muy difícil renunciar a esa otra parte…duro y precioso escrito. Un cordial saludo.
Junto al color de los ojos, la altura, los pies griegos, el nombre de algún abuelo y la hechura de la nariz, siempre hay algo más. Y no caben alegaciones.
Muchas gracias, Óscar.
Un saludo cordial.
Siempre es bello, leer y tu mágica y privilegiada pluma Margarita, admiro mucho como escribes, un fuerte abrazo
¡Y cómo darte las gracias, Regina! No solo lo lees, también lo compartes. Demuestras una gran generosidad.
Un millón de gracias y un fuerte abrazo.
Me ha entusiasmado Margarita.
Un relato con el que confrontas al lector con su propia vulnerabilidad, con la fragilidad de la condición humana y en el que enfrentas sin concesiones la crudeza de la vida, sus injusticias, sus dolores y sus sombras, pero, a la vez dejas una puerta abierta a la esperanza.
Como reciente abuelo me veo en cierto modo retratado en tu relato por la necesidad que a veces siento de corregir o mejorar con mi nieto lo que pienso que no hice bien con mis propios hijos. Aunque evidentemente la responsabilidad en su educación es de los padres, siempre se puede influir mucho mediante la transmisión de valores y experiencias. Nuestra gran ventaja es que puedes dar amor sin las mismas presiones que tuvimos al criar nuestros hijos. Sin otras ataduras, el tiempo con el nieto siempre puede estar lleno de afecto, paciencia y comprensión y esta será su verdadera gran herencia.
Un beso
Me atrevería a decir que los abuelos son esa puerta abierta a la esperanza de la que hablas. Por eso, porque con los nietos tenemos la opción de rectificar errores, pero sobre todo tenemos tiempo. Bendito tiempo. Y una visión más amplia de la realidad, sea lo que sea la realidad. Y las raíces más asentadas (aunque solo sean las del árbol genealógico). Y conocimientos del pasado, llamémoslos «inicio del camino», que nos pueden, les pueden, facilitar la llegada a la meta.
En suma, es una suerte tener abuelos.
(Y amigos que leen y comentan, también).
Un beso, Javier.
La violencia solo engendra más violencia y resentimiento, aunque sea en legítima defensa, que no nos vengan con cuentos.
Buen relato, Margarita.
Un abrazo
Pues sí, no todo es como nos lo cuentan, perdices incluidas.
Muchas gracias, Ángel.
Un abrazo
Qué hermoso relato. Duele, duele mucho, pero es magnifico. Felicidades Margarita.
Besicos muchos.
Como nos decían de pequeñas cuando nos echaban el alcohol directamente en la herida: hay que curarlo para que sane y deje de doler.
Un beso grande, Nani 😍😘
Dice mucho y bueno en pocas palabras.
Como tú 🧡