Dedicado a «el Coronel».
Hoy hace un año todavía.
¿Os habéis fijado que antes, cuando alguien moría en un libro, siempre llovía? Y es que la lluvia ayudaba a crear ambiente. Sus tonalidades plomizas y húmedas subrayaban la tristeza y el recogimiento y amplificaban el dolor de la pérdida. El cielo lloraba y los personajes, también. Tenía coherencia.
El ritmo lo ponían las pequeñas gotas de agua golpeando insistentes como un pájaro carpintero sobre la lápida recién colocada; también sobre los paraguas, negros, por supuesto, que añadían un toque luctuoso a la escena. Los charcos, las salpicaduras de barro en la ropa y las flores húmedas sobre el túmulo hacían el resto.
Ahora, con esto del cambio climático, ya no llueve ni en los libros. Los rayos de sol reverberan impúdicos en las ventanas al paso de la comitiva fúnebre. El calor intenso seca las lágrimas en cuanto asoman entre los párpados y la piel de los dolientes se broncea mientras rezan el responso.
No hay flores, si acaso algo de romero en alguna página perdida. Y cactus, muchos cactus que te clavan sus espinas al menor descuido.
Para intentar crear un contexto más adecuado al argumento, los personajes esconden el rostro tras unas enormes gafas polarizadas que le bajan el brillo a la vida. Además, los más allegados al finado cojean levemente sobre el asfalto, como si su pie izquierdo soportase así el sobrepeso de un corazón roto.
Pero aunque intentan disimular, se les nota a todos la prisa por regresar a sus casas, sentarse a la sombra y, a falta de agua, tomarse un refresco para hidratar sus pequeñas entrañas de papel.
Nada que ver. Y sinceramente, así no hay quien escriba.
Publicada en la web Profesor Jonk
23 ideas sobre “CAMBIO CLIMÁTICO”
¡Muy bueno! Enhorabuena.
Gracias, Jorge. Ojalá no se les sequen nunca las entrañas a nuestros personajes, sin ellas no son nada; ni nosotros sin ellos.
Bellísimo relato, Margarita.
La verdad es que el agua es fuente de vida y, cuando lloran, las nubes nos avisa de la necesaria regeneración de la naturaleza. Quizás por eso son tan idóneas en los entierros, limpian el trasiego por el mundo vivido y riegan el paso hasta la otra vida, que de haberla, siempre se espera más hermosa y tranquila.
Llegará algún día, esperemos que dentro de muchísimo tiempo, que seremos nosotros los que lloremos por la escasez de tan preciado elixir. Pero nos lo tendremos merecido por tanta falta de respeto y educación con nuestro planeta.
Un abrazo y gracias por endulzarnos la mañana.
P.D. Hoy, precisamente, cae un ligera llovizna idónea para la atmósfera literaria. 😉
Hola, Jose A.
Aquí hoy llueve tanto o más que ayer y la tierra ya no puede con tanta agua. No es normal ver a los coches flotando sobre el asfalto ni a las gaviotas encogidas sobre el barro porque no pueden alzar el vuelo. Esto también es cambio climático, supongo.
Y así tampoco se puede escribir. Estoy más pendiente de mirar por la ventana y ver que no se ve nada —tan solo la famosa y manida cortina de agua que sale en los libros— que de darle conversación a los personajes. Que se marchan, dicen. Si los ves por allí, dales cobijo en tus páginas, seguro que las disfrutan.
Un abrazo
Y gracias a ti, Jose A., porque siempre encuentras un ratito para venir hasta aquí.
Estaba leyendo tu relato, cuando de repente, casi por arte de magia, me he visto tele-transportado a una sala de cine.
La descripción que haces de los entierros, está tan bien escrita, tan bien detallada y mejor relatada, que me he sentido viendo una de tantas películas en las que aparecen escenas como las descritas.
En cuanto al cambio climático, como es un tema demasiado candente y que levanta pasiones, mejor me callo. Al menos, no creo que también se le pueda achacar la última moda en entierros, en que los africanos del ataúd bailan a ritmo de música electrónica.
Bromas aparte, enhorabuena porque te superas día a día, el relato me ha gustado mucho (y a Greta también le gustaría jajaja.).
Besos
Es que tiene mucho de magia la literatura: no solo es escribir o leer, no, es sentarse en la página —elegir preferentemente un párrafo cómodo para ello o el centro si la página está en blanco aún—, agarrarse a los márgenes y dejarse llevar. Y a medida que se adquiere confianza, alzar más y más el vuelo hasta llegar a la zona esa del cielo donde habitan nuestros muertos y alegrarnos tanto de verlos que no nos soltamos de su abrazo de puro contentos y nuestro ángel de la guarda tiene que esforzarse mucho más que cuando dejamos de fumar para convencernos de que hay que volver a seguir con la historia, la nuestra, la que no está escrita todavía.
Y si hay viento fuerte de levante como el de ahora y no podemos volar ni siquiera con la imaginación pues nos vamos al cine, como has hecho tú, que allí dentro no llueve y no se nota el cambio climático y podemos encontrarnos con Greta y ver al hombre tranquilo y jugar con Peter Pan.
Y callo ya, que me tiras de la lengua y me dejo llevar.
Me encanta oírte reír. Solo por eso merece la pena seguir inventando.
Que nos nos falten las carcajadas, la buena música, un micrófono, dos besos.
Your writing carries me into the story! I have experienced many days just like the one you describe over the last 10 years!🙏
I’m sorry. Death is always around our life, but it’s still hard to get used to.
A hug
Que llueva!
Hoy te pondrías las botas aquí 🙂
Por el sur bastante lluvia 😊
Mientras leía tu relato, mi mente volaba a una película americana del sur, donde se mezclaba el calor sofocante con el duelo , en el porche de una gran casa de madera y tomando limonada fría.
Y mientras se secaban lágrimas y sudor se daban pésames rápidos para buscar una sombra.
Mi imaginación está noche no se va a un día lluvioso de entierro, debe ser que el cambio climático está afectando también a nuestros adentros
La imaginación es sabia y si te pide irte al sur, pues al sur. Ahora es de lo poco que nos queda, dejarnos llevar por ella; es la única que no sufre restricciones ni necesita mascarilla ni geles ni pcr negativas para moverse. No queda otra que sacar nuestros adentros a pasear un rato hasta que llegue el momento de poder hacerlo con todo el cuerpo.
Un beso grande
Tremendo relato .
Hay cambio climático , aunque creo y sigo pensando que que con lluvia o sin ella, esas espinas de cactus, se clavan y duelen .
Por el coronel, siempre en nuestra memoria .
Por nuestro amigo , siempre en nuestra memoria .
Enhorabuena !
Brindo contigo por el amigo que se ha ido a vivir a nuestros recuerdos. Desde ahí seguirá pintando en nuestras vidas, como ha hecho siempre.
Un abrazo sin espinas 🌹
Fantástico, hace tiempo que no leía un relato tan bueno!!! Rezuma sentimientos y sensaciones difíciles de expresar de una forma tan profunda. Muchas gracias 🙏
Pues no te imaginas cuánto me alegra oír eso. Gracias por leer y por venir hasta aquí a decírmelo 😊
Solo tienes que ver Patria para ponerte en ambiente…, lluvía a todas horas, claro que la zona geografica ayuda para estas cosas
Si yo supiera escribir como Aramburu no me saldrían los personajes con las entrañas resecas, ni siquiera en Écija en pleno verano a las dos del mediodía. A ver si va a ser eso…
Hi Margarita,
Happy Women’s Days!😊🌿
Hi, Amit.
Happy day for you too! 😊🌹
me encanta
Ni te imaginas lo que me alegra.
Gracias, Beatriz 😊