Mi familia puso el grito en el cielo cuando les dije que iba a empezar a trabajar en el turno de oficio. ¡Pero a quién se le ocurre, eso no está pagado! ¡Como es gratis, nadie valorará tu trabajo! ¡Tendrás que relacionarte con gente poco recomendable! ¡Ahí no hay glamour! ¡Menuda pérdida de tiempo! Tuve que escuchar estas y otras lindezas, pero no me importó, necesitaba llevar la justicia a aquellos lugares en los que ni el sol se atreve a entrar.
Desde el primer día me dejé la piel para parar desalojos, conseguir pensiones de alimentos, defender inocentes. Acoso escolar, desastres medioambientales, cláusulas abusivas, … he visto casi de todo y de todos he aprendido algo. Podría decir que he sido feliz ayudando a los demás. Hasta esta mañana.
Esta mañana ha muerto Javier. Intentó proteger a una chica a la que su novio golpeaba en plena calle. El muchacho, de tan solo 19 años, sacó una navaja y no dudó en clavársela en el corazón. Murió en el acto.
Tengo que controlar mi respiración para no ahogarme antes de llamar a la madre. Ni siquiera sé por qué lo hago, una fuerza irrefrenable me impulsa a coger el móvil y marcar su número. Se ha enterado por la prensa, solloza al otro lado del teléfono. Paso a recogerla con el coche. La miro a los ojos, pero ella es incapaz de devolverme la mirada. Se sienta a mi lado. No hablamos. Las lágrimas le ocultan el rostro. Al llegar a la comisaría, se cubre la cara con las manos e invoca a Dios en un susurro para que le dé fuerzas. Siento pena por ella, una pena profunda, de las que desgarran las entrañas. Intento imaginar por lo que tiene que estar pasando sin conseguirlo. Es la primera vez que me pasa.
La dejo en manos de la policía, que la acompaña hasta la celda en la que han metido a su hijo a la espera de que el juez dictamine su ingreso en prisión. Y yo…, yo pongo rumbo al tanatorio donde ya habrán llevado a mi hijo Javier.
Colaboración en la web de la Abogacía Española.
Turno de oficio.
21 ideas sobre “PONERSE EN SU LUGAR”
Qué terrible e inesperado final, Margarita.
Pero me ha encantado el relato, eres una crak!!
Besicos muchos.
Siempre he pensado lo terrible que tiene que ser estar ahí. Ojalá no haya que contarlo nunca más.
Gracias por tu comentario y por tus besicos. Ya te lo he dicho, pero te lo repito: me encantan ☺
Madre mía !!
Impresionante relato, real y duro.
Te has superado . Mi enhorabuena !!
Hay que evolucionar, aunque los finales no siempre sean los más bonitos, pero es que la realidad es como es por mucho que tratemos de escribirla con letra cursiva.
Mil gracias, Eva 🧡
¡Que bonito Margarita! Desgraciadamente la violencia que describes la estamos viendo cada vez con mayor frecuencia. Pero aunque el relato es duro y el final demoledor, me ha parecido un maravilloso canto al amor y a la concordia.
Pocas cosas puede haber más dolorosas que la pérdida de un hijo, por lo que imagino que lo último que se te puede pasar por la cabeza en esas circunstancias es perdonar. Por eso el valor y amor por el prójimo que demuestra nuestra abogada de oficio es una invitación al optimismo y a la esperanza de que algún día termine esta lacra de violencia que últimamente padece nuestra sociedad, muy especialmente contra las mujeres.
¡Eres una crack!
Besos
Siempre me he preguntado qué sentirá la madre del otro, del que mata, porque si perder a un hijo es inefable, tener un hijo que le ha quitado la vida a otro no tiene que ser nada fácil de digerir. En fin, que no me lo puedo ni imaginar, por eso la protagonista es la abogada, y espero no saberlo nunca.
En cuanto a lo que dices de perdonar, eso no me lo he inventado; como bien sabes, existen casos que han salido en los medios de comunicación, y deberían repetirlos todos los días porque son para enmarcarlos y colgarlos en el espejo del baño, bien a la vista.
Seamos optimistas y reguemos la esperanza, que falta hace. Como «Educar en valores» es una asignatura obligatoria en el colegio, o eso nos cuentan, dentro de poco, todos buenos. Y me callo ya, que la ironía se me desboca y luego pasa lo que pasa.
Un beso (y aunque no te digo nada últimamente, mil gracias por leer mis relatos y comentarlos).
Uff!!! Qué bueno Margarita. Sobrecogedor. Te superas cada día 👏🏻👏🏻👏🏻😘
Con qué buenos ojos me lees, Sara. ¡Y cómo me gusta! 🌼🤎
Uffff! Los pelos de punta.
Saludos
Lo siento, pero de eso se trataba.
Gracias por leer y comentar, Lauhra.
Un saludo
¡¡¡PATAPUMBA!!!
¡Ahí, ahí, sin anestesia ni ná!
Aunque siempre me espero de ti un girito final, esta vez me has dao con toa la mano abierta. Me has dejao con ese corte en la respiración entre la presión y la impresión. Con los ojos más abiertos que una lechuza deslumbrá.
En el menudeo del relato, muchos mensajes subliminales para lectores con lupa e indiscretos.
La ofensa, y casi vergüenza, del trabajo gratuito y solidario frente a la familia. (Que a propósito, me acabas de confirmar que hay familias que gritan, más allá de las del Sú, muy del Sú.)
La cantidad de gente y sectores en indefensión y sin mucha atención, que tan poca pecunia aportan, pero tanta satisfacción debería dar.
La violencia de género como eje central y, por desgracia, tan actual.
El dramático final de un quijote que usó como lanza solo su generosidad y cuya hidalguía quedó diezmada.
Y las lágrimas de las madres. Tanto de las víctimas como de los verdugos. Las de los primeros por la pérdida. Las de los últimos, con el peso incremental de no comprender en qué fallaron para engendrar tremendas bestias.
Por último, la entereza de la/él protagonista ante tamaña desgracia como ejemplo de la que debe tener un abogado de oficio.
SOMBRERAZO, REVERENCIA E INCLINACIÓN EXAGERADA A SUS PIES,. REINA DEL MICRO. 🎩❤️
Perdón por hacer como siempre que mi comentario sea más largo que tu microrrelato. Sé que me lo pides, pero llego a pensar que me paso diez pueblos. 😝
Felicidades por el relato y gracias por hacerme disfrutar y pensar con tus historias.
Un abrazo desde el Sú.
Tú no te pasas nunca, José Antonio, solo que no me dejas nada que añadir. ¡Y ahora qué digo yo!, me pregunto entre exclamaciones. Y medio en gritos, porque sí, porque la gente grita en todos los lados (con lo que me gusta a mí el silencio), con más arte en el sur, eso sí, que «p’a» eso es el sur.
Tenía ganas de escribir este relato, bueno, un relato mejor, la verdad, pero salió así con las prisas. En suma, un relato sobre la madre del asesino. No sé qué habrá en mi cabeza que suelo pensar en ella cuando leo alguna noticia sobre apuñalamientos de jóvenes los sábados por la noche en la puerta de la discoteca. ¿Qué se le pasará por la suya?
Y tú, lector avezado y «disquisitivo» (de disquisición), no pasas por alto ninguno de las pinceladas que he metido entre líneas y al margen para completar el desastre. Porque hemos sobrepasado ya la línea del desastre, ¿no te parece?
En fin, que un placer (lo digo otra vez y no me canso) charlar contigo. Prometo cerrar la mano en el próximo 😉
Gracias. ¡Muchas gracias!
Un abrazo
A ver, por partes, Margarita.
¿Un relato mejor? ¿Cerrar la mano? parfavá.
Tus relatos quedan, como decimos por aquí abajo, niquelaos. Ni falta, ni sobra una palabra. Son como las medidas de güisqui, adecuadas y al punto de frío. Para que entonen, pero no desmadren. 😜😅
Con respecto a sobrepasar la línea del desastre, cuando pienso en ello siempre me viene a la cabeza una viñeta que lo responde perfectamente. Busca en google imágenes: «cuando todo puede ir peor». Creo que te aparecerá entre las cuatro o cinco primeras.
El placer es mutuo. Sobre todo, cuando con pocas palabras expresas todo un compendio.
Un abrazo.
Ya no se me olvida la viñeta 🙊
😂😂😂😂
Sorprente relato corto!! Sugerencia camina por otro sendero. Please. Un cálido saludo,
Te haré caso, Daniel, a ver si pillo un atajo con menos sorpresas.
Un saludo
Menudo giro para volverme a sorprender!
Duro relato sobre la violencia que por desgracia está tan de actualidad.
Que fácil decir que hay que tener empatía con el otro y que difícil conseguirlo, y aún así, este abogado de oficio lo intenta, desgarrándose por dentro, procurando entender el dolor de una madre.
Enhorabuena Margarita y un beso grande
Empatizar es relativamente fácil, salvo cuando la situación te toca de lleno y te parte en dos. Admiro a todas esas personas (muchas) que son capaces de perdonar y seguir a cuestas con su vida sin amargar la de los demás. No sé qué haría yo. No sé. Y ojalá no tenga que saberlo jamás.
Un beso grande, Aurora, y mil gracias.
Wow!!!… se que no es un gran comentario, pero me resulta imprescindible…!!!
No se puede decir más con menos.
Gracias, Marcelo