PELÍCULA SENSIBLE

Siempre me ha gustado esta fotografía; tiene algo que no sé explicar. Al fondo, mis hermanos juegan al fútbol y celebran con alborozo cada gol que marcan entre dos troncos alineados que hacen de portería. Mi madre ojea una revista en la esquina inferior izquierda y yo aparezco en el centro haciendo muecas al objetivo.

Los días de lluvia todos corremos al coche a refugiarnos, incluido mi padre, que tapa la cámara con sus grandes manos para que no se estropee; la imagen queda entonces vacía a la espera de que escampe, y la habitación huele a hierba recién cortada. Con el buen tiempo, siempre aparece algún chico nuevo que suele ponerse de portero. Pero cuando más me gusta es en otoño: los marrones pierden su crudeza y en el pelo de mi madre aparecen cálidos reflejos dorados. Lo malo es que se caen las hojas de los árboles y tengo que soplar de vez en cuando para que se nos vea.

Este relato forma parte de mi libro «Un bocado y medio».

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