¡FELIZ NAVIDAD!

La Navidad llega cada año con la misma insistencia que un personaje secundario empeñado en robarle protagonismo al narrador. Entra sin llamar, enciende las luces, cambia los muebles de sitio para hacerle hueco al árbol y al portal de Belén y, cuando queremos darnos cuenta, estamos con el espumillón al cuello y brindando con algo que no sabemos si es sidra, un Ribera del Duero o puro instinto de supervivencia.

Qué más da. Lo importante es brindar. Y celebrar. Sí, lo no tan bueno también. ¿Quién dijo que lo que no te mata te hace más fuerte? Pues eso.

Brindo por las historias que este año me han sacudido y por las que me han salvado.

Brindo por seguir intentando entender esta vida que escribe con letras picudas, sin tildes en las mayúsculas, pero que aun así se saca de la manga tres o cuatro párrafos bonitos.

Brindo por mi gente: la que está, la que falta, la que llega tarde y la que aparece de improviso cuando más se necesita.

Brindo también por vosotros, los que estáis ahí, acompañándome, respirando al otro lado de la pantalla desde distintos husos horarios y hacéis que esto tenga sentido.

Os deseo que paséis una Feliz Navidad con quien queráis y con quien os quiera de verdad.

Y que en el 2026 no nos falte una buena historia que contar.