EL VIAJE

Mis padres llevaban años ahorrando. Y mis hermanos y yo, a falta de fotos, tratábamos de imaginar la ciudad con sus calles trazadas con tiralíneas, los edificios que rozaban el cielo y el sonido frío de los copos de nieve al chocar contra el asfalto. Incluso aprendimos algunas palabras del nuevo idioma que nos producían un cosquilleo agradable en el estómago al pronunciarlas.

El día de mi décimo cumpleaños nos pusimos en marcha. Aprovechamos la noche para ir dormidos y que el camino se hiciera más corto. Pero éramos tantos y tantos los nervios que fue imposible conciliar el sueño. El tiempo pasaba tan despacio que tuve la sensación de que nos hacíamos mayores durante el trayecto. Hasta que el agua comenzó a inundarlo todo: el futuro, la nieve, nuestros nombres.

Fui el único superviviente. Todavía recuerdo el titular de la escueta noticia que salió en el periódico: «Demasiado peso».

III Premio Pablo Aranda. Certamen de Microrrelatos de diario SUR. Prensa Malagueña S. A. 

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