Frente al espejo, respira hondo para controlar los nervios. Se pone el traje muy despacio, como si le doliese, alisando con sus manos desnudas unas arrugas inexistentes. Luego la rutina del maquillaje: se concentra en disimular una boca demasiado pequeña en la que apenas caben tres palabras, cuatro si son monosílabas. Finalmente se recoge el pelo en un moño y sale a escena mientras reza para sus adentros. Allí está su marido, impaciente, con los puños ocultos en los bolsillos y un pitillo en la boca. Sin saludarse siquiera, echan a andar agarrados del brazo. La función acaba de comenzar.
Microrrelato ganador de la IX Edición del Concurso Relatos con banda sonora. Escuela de escritores. Cadena Ser.
Basado en la canción El cantante, de Héctor Lavoe
10 ideas sobre “SE SUBE EL TELÓN”
Muchas felicidades. Te he escuchado y es muy bueno el relato. Claro que tú es que eres muy buena!!
Por cierto, ya me ha llegado ese «Bocado y Medio», par air refrescando mis tardes en esta Andalucía que arde.
Besicos muchos.
Muy buena persona eres tú, Nani. Tengo mucha suerte.
Gracias, muchas gracias por todo tu apoyo.
Espero que disfrutes del libro.
Un beso enorme.
Felicidades !!
Qué bien has descrito la realidad de muchos y el fingir en sus vidas a ojos de los demás .
Un abrazo .
A veces puede ser por aparentar y otras porque no queda otra si queremos sobrevivir.
Complicado. Complicado y triste de cualquier modo.
Gracias, Eva.
Un abrazo.
¿Acaso se puede decir más con menos palabras? Enhorabuena por el escrito, un cordial saludo.
Pues no lo sé, Óscar, pero si son suficientes para que el mensaje llegue, el objetivo está conseguido.
Muchas gracias por tu amable comentario.
Un cordial saludo.
Pues me ha gustado mucho. Me ha parecido una buena reflexión de lo difícil que resulta, en ocasiones, ser auténtico y genuino.
Unas veces de manera obligada, como la protagonista del relato, toda vez que no le queda más remedio que vivir en una especie de drama guionado, desempeñando un papel que oculte sus verdaderas emociones, por su propio bien.
Pero otras voluntariamente. ¿Quién, en algún momento de la vida, no ha ocultado sentimientos o intenciones detrás de máscaras o actuaciones sociales, interpretando un papel, para adaptarse a las expectativas sociales o para proteger esos sentimientos y emociones? Yo desde luego en más ocasiones de las que me hubiera gustado.
Al fin y al cabo, la vida es puro teatro, o no.
Besos, muchos.
Preciosa la canción de La Lupe. Y preciosa tu reflexión también, Javier; preciosa y completa, poco puedo añadir, aunque lo voy a intentar: tampoco yo creo que exista alguien que no haya disimulado en alguna ocasión por algún tipo de imperativo personal, social u obligado; y más ahora que estamos conectados, aunque suene a lo de siempre y aburra ya esto de hablar de las redes sociales y la necesidad de contar para existir.
Sí añadiré, en tu descargo, (y en el mío y en el de tantos otros), que disimular es necesario; lo complicado es acertar con el momento y la intensidad; y tú, hasta donde yo llego, has salido de la función airoso, merecedor del aplauso del público. Habrá quien me acuse de no ser objetiva, pero, al fin y al cabo, cada cual tiene sus programas favoritos, ¿o no?
A seguir disfrutando de las vacaciones.
Un beso
Hola, Margarita.
¿Cuántos somos simples personajes en la realidad de la vida?
La mayoría no pidieron ser intérpretes de películas dramáticas y mucho menos tener que aparentar tranquilidad y normalidad ante un guion despiadado.
Ojalá la función que acaba de comenzar tuviera un final feliz.
Enhorabuena por ese arte tan grande que permite condensar tantísimo en tan poco espacio y palabras.
A propósito, me acabo de enterar por uno de los comentarios de ese «Bocado y Medio». Imperdonable mi despiste, que ya está solucionado. ????
Un Abrazo grandísimo.
Hola, José Antonio.
Hay quien dice que no somos más que personajes en busca de autor. Otros se desgañitan para convencernos de que somos nosotros los que escribimos nuestro guion, o al menos podemos y debemos hacerlo. Y luego estamos los que creemos que es una mezcla de ambas cosas: imposible escribir solos nuestra historia porque vivimos en familia, en pareja, con los vecinos, en sociedad, aislados en el cuarto del fondo, pero con el ruido que hacen otros alrededor, y siempre hay (habrá) personajes principales, secundarios o «cuaternarios» que también intervienen y son necesarios para escribirla. También existen, eso sí, los que se aburren con la suya y, sin ser invitados, ni siquiera bienvenidos, se empeñan en añadir párrafos y notas a pie de página en la nuestra y nos echan a perder los argumentos que teníamos preparados. A esos sí que hay que darles una patada en «salva sea la parte» y echarlos al otro lado del margen para que se limiten a leer y morirse de la envidia (lo que no siempre es fácil, todo hay que decirlo; porque las técnicas son más o menos fáciles de entender y hay libros para estudiarlas y profesores que te las explican, pero luego hay que sentarse y llevarlas a la práctica).
En fin, que me enrollo y esta historia está rozando ya el aburrimiento.
Me encantan tus despistes, ¿te lo había dicho ya? ¿Ves?, ellos, tus despistes, también forman parte de mi guion. Y lo enriquecen. Así sí.
Un abrazazo.