Con los nervios de los preparativos para la carrera es imposible hacer nada. Mariana, siempre coqueta, elige palabras elegantes como «cáspita», «serendipia», y «colibrí» para confeccionarse un chándal
Está muy cansada y es tarde, pero todavía tiene que lavarle el traje a Superman. La capa se arruga como un fuelle y tendrá que darse prisa en plancharla para que él no la vea así. Le ha repetido una y mil veces que tenga cuidado, que ese traje es […]
Mientras mi madre envejece, mi padre sigue siendo el hombre joven y entusiasta con el que se casó; un abogado comprometido, un marido ejemplar que podía conseguir cualquier cosa que se propusiera.
Le agradezco con otra sonrisa su mentira piadosa. Sé que está muy grave, aunque él trate de darme ánimos.
Exactamente lo mismo que decía cuando estaba viva repite noche y día desde que murió. Incluso con el deje andaluz ese que practicaba frente al espejo para parecer forastera.
Lo primero que me preguntan en la entrevista es mi edad. Me extraña, es ilegal, todo el mundo lo sabe, así que respondo con mi mejor tono de autosuficiencia que, a pesar de mi juventud, estoy sobradamente capacitado para el trabajo.
Mis padres no entienden que pase las vacaciones jugando con esta destartalada caracola.