El ojo de la cerradura está insoportable. Cuando se puso rímel decidí no darle importancia. Empezó después con las sombras y el efecto ahumado y no le presté atención. Pero lo que no pienso soportar ni un minuto más son sus guiños insinuantes cada vez que me quito el pijama.
Finalista marzo 2016 en la Web cincuentapalabras.com
Publicado en el libro «El bosque de las palabras»
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